La feligresía de la parroquia San Juan Pablo II peregrinó el 1 de mayo al Santuario Nuestra Señora del Rocío.
Alrededor de 200 personas recorrieron el camino desde Almonte hasta la Aldea del Rocío, entre cantos, peticiones y acciones de gracias, dando inicio al mes de la Virgen María.
La peregrinación inició sobre las 09:00h y concluyó con la Eucaristía presidida por D. Adrián Ríos, párroco de San Juan Pablo II, celebración que estuvo animada musicalmente por el Coro Rociero de la parroquia.
Durante su homilía, D. Adrián Ríos resaltó la belleza, bondad y perfección de Cristo, que se ve reflejada en su madre, la Virgen María, quien con su “Sí” al plan de Dios, contribuyó a la obra redentora de toda la humanidad, enseñándonos el perdón de su corazón inmaculado.
“La Santísima Virgen María tiene rostro humano, tiene carne humana, tiene sentimientos humanos, y por tanto, también veía a su alrededor la tentación de los humanos, sin embargo, la ausencia de rencor en su vida nos enseña que sí es posible el perdón”, reflexionó.
“La Santísima Virgen María se convierte para todos nosotros en un modelo de amor”.
D. Adrián Ríos pidió también la intercesión de San Juan Pablo II para que conceda a la comunidad parroquial el coraje de anunciar a Jesús a toda la humanidad.
Recordemos que el titular de nuestra parroquia visitó el Santuario del Rocío el 14 de junio de 1993. En su honor se colocó un azulejo en el interior de la ermita y otro en el llamado “Balcón del Papa”, donde los peregrinos posaron antes de retornar a Sevilla, recordando la frase de San Juan Pablo II «¡Que todo el mundo sea rociero!».
¡Viva la Virgen del Rocío!, ¡viva la Blanca Paloma!, ¡que viva la madre de Dios!
